En función del tipo de infección y el tipo de bacteria el tratamiento será con un antibiótico diferente. El médico prescribe el tratamiento antibiótico más adecuado y su duración.
Es muy importante tener en cuenta que los antibióticos no son efectivos para combatir virus que, muy a menudo, son los responsables de los procesos gripales, resfriados, faringitis, etc.
1. Seguir siempre las pautas de administración prescritas por el profesional sanitario de referencia: dosis, pauta y durabilidad. Nunca interrumpir el tratamiento aunque mejoren los síntomas. Recordemos que los antibióticos se deben tomar en relación a las horas y no a veces al día, es decir, si un antibiótico debe tomarse cada 8 horas no es lo mismo que 3 veces al día.
2. Un uso excesivo de antibióticos puede hacer que los microorganismos desarrollen resistencias y no puedan ser eliminados. Podría causar graves problemas a nuestra salud por crearse bacterias resistentes a todos los antibióticos. Estas bacterias se llaman Super-Bacterias.
3. No acumular restos de antibióticos en casa y no reutilizarlos posteriormente aunque los síntomas sean similares.
4. Llevar la medicación restante a la farmacia y depositarla en el punto SIGRE.
5. Si durante el tratamiento aparece alguna reacción adversa (sensación de falta de aire, inflamación en la cara o cuello) consultar al profesional sanitario.
6. Los antibióticos no deben tomarse nunca por propia iniciativa sin la supervisión de un médico. Es muy importante no automedicarse ya que en muchos casos no estaríamos tratando correctamente la infección y además estaríamos propiciando la aparición de resistencias.
DEBEMOS RECORDAR QUE LA FARMACIA SÓLO SE PUEDE DISPENSAR ANITIBIÓTICOS CON PRESCRIPCIÓN MÉDICA.